Capítulo 3 Lucía, Obsesiva del Pene Lucía seguía encerrada en el psiquiátrico sin posibilidad de escapar, habían probado de todo para desintoxicarla de los penes, pero su obsesión llegaba a unos límites de la mente incomprendidos. Los médicos habían optado por darle un consolador para calmar su ansiedad. La habían trasladado al sótano, al pabellón de alta seguridad. No tenían ni idea de lo que podía ser capaz por chupar un pene. Encerrada entre cuatro paredes y sin ventanas, Lucia disfrutaba chupando el consolador como si fuera una piruleta. Ella era feliz con aquel aparato sustitutivo del miembro viril pero le faltaba algo que un juguete de goma jamás podría sustituir, el olor a polla. Tumbada en su cama miraba embelesada el consolador hasta que un aroma que conocía muy bien la hipnotizó, el sabor más rico del universo, la polla. Se levantó de la cama y a cuatro patas como un perro anduvo por el suelo hasta llegar a la puerta de su celda. Olfateó la ranura y capt...
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