LA ORGÍA DE MOSCAS EN UN COÑO HÚMEDO
Paqui y Paco eran dos moscas fumetas, adictas a las colillas de los baños de las gasolineras. Una noche tras estar chupando ceniza, volaron muy colocadas hasta el surtidor de gasoil. Allí se encontraban, "Las patitas de la Anarquía", un club de moteros de moscas muy perversas.
El matrimonio mosquil, Paqui y Paco, se reunieron con ellos para emborracharse de alcohol negro. Bebieron de un charquito todos juntos, iban muy colocados y excitados. Empezaron a frotarse las patitas para iniciar la danza de apareamiento entre ellos, pero solo había una cosa en el mundo que les gustaba más que el sexo, la moñiga.
Catulo, una de las "patitas de la Anarquía", no tenía pareja mosca, salió a dar una vuelta mientras sus amigas copulaban. Sobrevolando la gasolinera, vio las puertas de una furgoneta abierta. Dentro, había una puta con el culo en pompa y con las bragas bajadas. Se fijo en su gran ano con olor a moñiga y para postre tenía el coño chorreando a dulzor de fluido humano.
Avisó a sus hermanas de hermandad y a los aclopados Paqui y Paco. Les informó del tesoro que había encontrado. Las moscas salieron en masa muy excitadas. Desde la lejanía, veían su premio. Los cientos de ojos se iluminaron cachondos y formaron en el aire la figura de un pene. Se acercaron a toda velocidad al ano de la puta, a unos centímetros escupieron todos a la vez y entraron resbalando por la cavidad. Unos decían, «follar», otros «penetrar». Las moscas limpiaron el ano con sus lenguas.
La puta se despertó de golpe pensando que Juan la estaba enculando, «Ah Dios!! Sigue, sigue» las moscas siguieron follando su culo borrachas de placer. «¡¡Cómeme el coño, Juan!!» gritaba la puta. Las moscas saciadas, fueron a por el postre, el coño chorreante de la puta. En realidad era una trampa para moscas por el jugo de los fluidos. Pero Paqui y Paco y "Las patitas de la Anarquía", estaban en el nirvana para atender a las señales de peligro. Todas a una fueron al coño de la puta y chuparon con ganas. Las patitas quedaron atrapadas en el sexo de la puta.
Ésta, llegó al orgasmo vociferando a Juan, se corrió entre espasmos y cayó tumbada al suelo de la furgoneta. Se miró el coño y vio una masa negra, pues no era su vello puesto que no tenía. La puta se miró el sexo de cerca y vio a las moscas en sus partes. Gritó como una histeria, espatarrada y con miedo a cerrar las piernas.
En ese momento, apareció Juan hasta el culo de cannabis y con una birra en la mano.
—¡Me encantan los coños peludos!—dijo entusiasmado.
La puta gritó que no lo hiciera pero Juan ya tenía la boca en su sexo lleno de moscas.
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