PERLA
«Me llaman Perla por dos motivos, soy un diamante en bruto lleno de perversión. Soy madre soltera, camarera de pisos y bailarina con finales felices, siempre que paguen bien.
Tengo un privado en una habitación de Hotel, soy la chacha que calienta la polla del Dolar. Vestida de uniforme, entré mirando aquel hombre que desnudo me observa. Moví mis anchas caderas al ritmo de la música de ambiente, toqué mis pechos para endurecer los pezones, incluso... metí un dedo en mi sexo y a continuación lo llevé a mi boca, lamí despacio, calentando su virilidad. Solo quería mirar para después follar.
Doblé mi cuerpo mostrando una primera vista de mis labios hinchados, palpitantes, deseosos de hablar con la polla del dolar y negociar el pago. Cogí la botella de champán y la descorché con el coño, tenía muy entrenada mi vulva. El chorro salió disparado bañando mi sexo.
Me tumbé en el diván, desnuda y ofrecí mi perla al millonario. La devoró, emborrachándose de champán, pero no de cualquier champán, si no uno con un alto nivel de somníferos. Se durmió con la lengua dentro de mi coño.
Drogado, lo tiré al suelo, aproveché que tenía la polla dura y me lo follé, moví las caderas y alcé los brazos al ritmo de la música. El orgasmo no tardó en llegar y disfruté de mi fechoría.
Solo quedaba una cosa, me cobré el pago, cogí las pelas y el oro como propina, mi perla valía millones...»
Querida Katy
ResponderEliminarMe alegra volver a leerte después de la intensa campaña para publicar mi primer libro
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Palabras nacidas de la espuma
Deseo seguir disfrutando de tus letras.
Un cálido beso!