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Manolo García Agente 666



   En algún lugar del Amazonas…

   Manolo García llevaba seis meses conviviendo con una tribu aborigen. Tras provocar la Tercera Guerra Mundial por una nota dirigida a Rusia en la cual decía “Besos, encanto, guapetona” había ofendido al mandatario con mayor poder, el presidente de Rusia ya que la mandó desde la base militar de EE UU. Todo había sido una confusión y lo único que pretendía era flirtear con una militar rusa. Por error mandó la nota al presidente de Rusia y le ofendió la hombría.

   El desastre estaba hecho y Manolo García no dijo nada a nadie y desapareció del mapo durante un tiempo. La agente sexy Buscona 005 se internó en el Amazonas en busca de Manolo. Le habían encomendado la misión de ir a buscarlo y traerlo vivo. EEUU pretendía entregar la vida de Manolo a cambio del fin de la guerra.

   Este se encontraba de cuclillas con el pene arrastrando entre las piernas. Iba desnudo y con marcas pintadas en el pecho. La Buscona le apuntó con una pistola en la nuca, pretendía sorprenderlo pero lo que no esperó que ella fuera la sorprendida. Manolo se levantó y le golpeó el estómago con la polla haciendo que retrocediera. En esas décimas de segundos, le arrebató la pistola y le apuntó.

¿Quién eres?

Agente Buscona 005.

Por el culo te la hincocontestó en un auto reflejo.

¿Qué?se quedó mirando a ese raro espécimen.

Bájate el pantalón, ¡ahora!

   Buscona obedeció, nadie le había dicho que el tipo estaba como una puta cabra. Se quedó en bragas y con los brazos alzados. Manolo se arrodilló y acercó la nariz a su chochera. Olió aspirando con fuerza y de repente le mordió en el coño. Buscona gritó moviendo las caderas pero Manolo seguía enganchado. Ella tiró de su pelo hasta que la soltó.

¡Qué coño haces!

Probar la mercancía.

¿Para qué?

Solo quería comprobar que no tuvieras un pajarito escondido entre las piernas, tuve una experiencia traumática con un Tucán. Vístete, me iré contigo. Estos indígenas me untan el ano con miel y me lo chupan cada noche, me da mala espina. Creo que quieren entran sin llamar.

   Salieron del Amazonas en una lancha motora. Llegaron a Washington a plena luz del día. Debían hacer el recorrido a pie hasta la base militar que no estaba muy lejos del lugar. Caminaron en silencio hasta que de pronto Manolo vio a su madre con el carro de la compra. Nervioso cogió a Buscona y la obligó a arrodillarse. Sacó el pene y sin darle tiempo a reaccionar se lo metió en la boca. En ese momento pasó su madre.

¡Hijo! ¿Qué le estás haciendo a esa señorita?

Mamá estoy trabajando, le estoy haciendo soplar. Por favor continúa, nos vemos a la hora de cenar.

   La señora García se fue y le sacó el miembro de la boca. Buscona tosió recuperando el aliento.

¡Eres gilipollas! Pero…

Tenía que distraer a mi madre, no sabe que soy un agente secreto de la CIA.

¿Metiéndome la polla en la boca? Además, llevas seis meses fuera de casa.

Le dejé un coco con una foto de mi cara pegada.

¡Estás fatal!

   Buscona siguió caminando relatando. Manolo fue detrás guardándose a Rambo, así le gustaba llamar a su pene. Llegaron a la sala de operaciones secretas del gobierno de EEUU. La reunión iba a comenzar y todavía no habían llegado.

Buscona informó que venían de camino, ¿dónde está?

  Manolo se había parado con un antiguo ligue. Estaba flirteando cuando Buscona harta de ser una aguanta velas intervino. Giró a Manolo y le enseñó los dos misiles que tenía por senos. A este se le salieron los ojos de las órbitas. Sin poder controlarse, metió la cara entre las tetas.

Encanto, guapetona, te voy a comer a besos…

  De aquella manera pudieron llegar hasta la base militar. Bajaron hasta un sótano secreto. Debían identificarse en la pantalla de escáner. Buscona lo hizo con iris del ojo; en cambio, Manolo, lo hizo con el ojo ciego. Se bajó los pantalones y colocó el ojete para que se lo escanearan.

Encanto, así nadie puede identificarme. Mi ojete es único, me operaron de almorranas hace tres años. ¿Quieres tocar la suavidad?Buscona negó con la cabeza.

   Entraron en la sala de reuniones secreta, los altos mandos esperaban impacientes. Los sentaron juntos y a cada lado se colocó un soldado armado. Buscona miró de reojo a los presentes, no le gustaba nada aquel ambiente.

Pagarás con tu vida el final de una guerra que provocaste por burlarte del presidente de Rusiahabló el comandante.

Señor, guapetón, me equivoqué de número. Hablaré con Putin y todo se aclarará.

¡Estamos en guerra! ¿Qué parte no entiendes? ¿Eres tonto?

No, señor. Iré con Rambo y haré que se rinda a mis pies.

¿Quién es Rambo?

Este, guapetón.

   Se escuchó un ruido muy fuerte encima de la mesa. Manolo había sacado la verga y la había aporreado contra ella. Todos miraron el pedazo de pene. Uno de los mandos sonrió y sacó la lengua queriendo chupar un poquito. Buscona se sintió celosa y sin que sirviera de precedente cogió el cacho de carne y se lo metió en la boca como si fuera un chupa chups. Lamió con los gruesos labios y aquel miembro fue creciendo.

Señor, pido permiso para follarme ahora a la agente Buscona.

Permiso concedido.

   Manolo tumbó a la agente encima de la mesa y la desnudó. Tenía las tetas más grandes que hubiera visto. Le abrió las piernas y escupió en su sexo, lo restregó bien para lubricarla. Agarró los muslos y se hundió delante de los militares. Empujó haciendo que rebotaran las tetas. Los demás prestaron atención, se bajaron la bragueta y sacaron a sus soldaditos. Se masturbaron sin perder detalle. La sala se inundó de gemidos.

Señor no me siento las piernas, estoy muy cerca.

Aguante agente. Camaradas pelar más rápido la polla, se va a correr.

   Se escuchó el chapoteo de aquellas manos pringosas de fluidos. Manolo siguió empujando hasta que notó que el orgasmo se abría paso. La sacó y se corrió en las enormes tetas de Buscona.

Tienes un coño para siete ferias porno, guapa.

   Manolo y Buscona partieron a tierras rusas, la misión era bien clara. Hablar con el presidente y si no quería colaborar tendría que llamar a Rambo. Llegaron haciéndose pasar por unos tirados ambulantes de Vodka. Los dejaron pasar al recinto privado del presidente. Habían preparado una mezcla explosiva en aquellas botellas para dormir a un elefante.

   Entraron al edificio y había ocho guardias de seguridad. Pensaron como burlar la seguridad. Al final Buscona tuvo que tirar de sus encantos. Se denudó y roció su cuerpo con aquel brebaje. Los hombres fueron directos a ellos a chupar. Se engancharon como lapas en los pezones, clítoris, ano, cachetes, muslos, etc. Lamían sin parar menos uno, que miraba a Manolo con una sonrisita. Este resopló y sin remedio se sacó a Rambo y la llenó de Vodka.

Anda, ven y chúpame.

   Con las manos en las caderas se dejó comer la polla por el soldado. Este le sacó brillo hasta dormirse con la verga dentro de su boca. Lo tiró al suelo y se miró el pene, lo tenía duro, con una erección de cojones y no se le bajaría hasta que no se corriera.

   Sin más remedio se fue con la polla empalmada a por el presidente el cual estaba desnudo dentro de la habitación haciéndose selfies eróticos para su grupo secreto de Facebook. Buscona y Manolo lo sorprendieron. El presidente corrió desnudo por la habitación para llegar a la pistola pero Manolo fue más rápido y le hizo un placaje clavando la polla en su ano sin querer. El ruso gritaba de dolor.

Tranquilo solo quiero hablar. Haré unas flexiones para que se te pase el dolor.

   Manolo empezó hacer flexiones y el dolor fue sustituido por placer. El presidente se relajó en el suelo e incluso echó el trasero hacia atrás buscando más gozo.

Fui yo el del mensaje de encanto, lo siento, me equivoqué. Venía a pedirte que detuvieras la guerra, mi madre me espera para cenar.

¿Qué te ha preparado?

Albóndigas.

De acuerdo, con una condición. Que me invites a cenar a casa de tu madre y me revientes el culo cada vez que yo quiera.

Vale, el agujero donde la meta me da igual mientras sea placentero.

   Así acabó la Tercera Guerra Mundial, por sexo anal.

Créditos

   Buscona dejó la CIA y se hizo amamantadora de adultos. La madre de Manolo se presentó a Top Chef y ganó el concurso con las Albóndigas. El presidente Ruso detuvo la guerra y se dedicó hacer películas porno gays. Manolo se hizo cura y rezando en la sacristía fue secuestrado por los aborígenes que habían ido a buscarlo con un bote de miel.




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