Antonio Solo Suarez
LA Guerra Golga
Hace mucho tiempo en una galaxia muy muy lejana...
Durante la batalla, los play boys rebeldes han conseguido apoderarse de los pollas de silicona fosforitas del arma total y definitiva del imperio virginal, La Estrella del Coito, una estación espacial acorazada de coños y pollas, llevando en sí potencia suficiente para destruir a un planeta entero.
Antonio Solo viajaba por la galaxia Golfa como mercenario para llenar sus bolsillos. Le habían hablado del planeta Chochitos Calientes, un lugar de perversión para hacer negocios con la chatarra estelar. Era un piloto legendario en toda la Galaxia, su nave era conocida como la Polla Milenaria. Muchas Zorras del planeta Pecadoras habían probado su espada láser, una leyenda de la vieja escuela.
KatC3coño era un androide de inteligencia avanzada que trabajaba como contrabandista en el planeta Chochitos Calientes, hacía negocios por el universo vendiendo coños y pollas variadas para otros androides, humanos y razas galácticas. Aquel día, se encontraba en la taberna "La Cantina de Chalmun", estaba a rebosar de toda la escoria planetaria.
Antonio Solo entró acompañado de su inseparable amigo peludo Chepaco, el cual se comunicaba con gemidos, una raza superior que había desarrollado el habla del orgasmo. El legendario Solo, vio apoyada en la barra a una androide muy sexy, tenía las caderas anchas con un gran culo travieso, cintura estrecha y grandes pechos, el capitán suspiró al verla. Le habían hablado de las androides de inteligencia avanzada, decían que eran muy reales físicamente y te proporcionaban muchos placeres. Avanzó hasta la barra para tomar una cerveza Agárica, una bebida alcohólica muy favorecida por los Neimoidianos. Miró a la androide de reojo, era una artificial muy guapa con mirada lasciva.
El tabernero le recomendó hacer negocios con KatC3coño para comprar las piezas que le hacían falta para su nave y otros artículos de interés. Antonio Solo se colocó el paquete excitado, no podía creer en su suerte, iba hacer negocios con aquel bombón galáctico. Con andares varoniles se acercó hasta la androide.
- Buenas tardes, necesito unas piezas para mi nave.
- ¿Qué nave es?
- La Polla Milenaria.
A KatC3coño se le derritieron los fusibles, una sonrisa perversa se dibujo en su cara. Había oído hablar de la polla láser de Antonio Solo. Relamió sus labios fijándose en su paquete, quería llevarlo al lado oscuro y follarlo. Buscó en la red de su mente intergaláctica, información sobre Antonio Solo y vio una imagen muy ardiente, de cintura para abajo, un busto atractivo, fuerte, tapándose sus partes íntimas con una toalla mojada. Los circuitos se le fundieron con pensamientos sucios.
- Te daré esas piezas a cambio de un favor.
- ¿Qué quieres?
- Follarte...
El capitán Solo rió, pues deseaban lo mismo. Selló el pacto agarrándola de la cintura y besándola con rudeza. Chepaco se quedó esperando a su amigo en la taberna. La androide lo llevó a una habitación apartada de todas las miradas curiosas. El único peligro que existía eran sus cuerpos cachondos de lujuria...
Nada más entrar, KatC3coño, lo empotró contra la pared alzando sus manos por encima de la cabeza, le devoró la boca, jugando con su lengua, mordiendo su labio y llevándolo al límite. Puso el disco duro en versión puta planetaria, quería hacer gozar al Capitán de la Polla Milenaria. El láser de Antonio Solo fue creciendo en sus pantalones de manera descomunal, se iluminaba. Las historias eran ciertas, se había inyectado baba de caracol de Alderaan. Esta sustancia te convertía en el Nacho Vidal de Star Wars. La androide sacó dos brazos de sus costillas, mientras le sujeta con fuerza las muñecas, con las otras le desabrochaba el pantalón. Cogió su pene entre las manos y lo acarició; si lo frotabas con fuerza, la luz se volvía azul celeste.
Antonio Solo tenía los ojos en blanco preso del placer, aquella mujer artificial lo estaba matando de gozo, pero él también quería disfrutar de su cuerpo. Acercó la cabeza a sus grandes pechos y chupo del pezón, eran blandos y turgentes, se asemejaban a los de una mujer humana.
- Zorra te voy a follar, me soltarás y seré yo quien te pervierta tu lado oscuro.
KatC3coño lo soltó, le había gustado aquella promesa de placeres infinitos. Desnudó a la androide para disfrutar de su cuerpo, era preciosa. Tenía un tatuaje de un sol en la espalda, representaba la luz del universo, resopló, le gustaba las mujeres tatuadas. Solo necesitaba cabalgar aquella yegua hermosa, la agarró fuerte del pelo y la dobló por la mitad encima de la cama, iba a follarle el culo. Pasó la lengua por su ano, sabía a frutas del bosque y Abrax, un coñac aguamarina, le escupió para humedecerlo. Estaba excitado, en modo golfo total, quería hundirse en el ano sonrosado de la androide. No tardó en hacerlo, arrimó la cabeza del capullo a la entrada y empujó de golpe. Se le escapó un jadeo, era tan estrecho y placentero que casi se corre en el intento. Los testículos los tenía llenos de leche estelar, con una mano tiró con fuerza de su larga melena pelirroja y con la otra le azotó el culo hasta dejárselo marcado. Movió sus caderas clavándose en su trasero.
- Te gusta, zorra artificial...
- Ahhh... no pares Polla Milenaria...
Antonio Solo aceleró el ritmo chocando sus cojones en su culo y parte de su sexo, la androide chorreaba por el coño recreando flujo vaginal. El capitán sacó la polla, la cogió en brazos con sus piernas enredadas en su cintura y la empotró contra la pared. La embistió con fuerza devorando sus grandes pechos. KatC3coño sacó un brazo de su cintura y le clavó un dedo en el culo para darle placer. Gimió como Chepaco cuando tenía hambre, estaba a punto de reventar.
- ¿Quién es el puto amo follador de la galaxia?
- Tú, Antonio Solo, tu polla es la salvación del universo...
Empujó unas cuantas veces más hasta derramar su leche en el interior de KatC3coño, dejó a la androide llenita de semen, le bajaba por la entrada de la vagina. Ella había quedado satisfecha, y cumplió su parte de regalarle las piezas para su nave espacial.
En una galaxia muy muy lejana... existía un hombre de nombre Antonio Solo y con una polla láser que se iluminaba en las noches más golfas.
Con todo mi cariño para ti, Antonio Suarez. Tu imagen se me quedó grabada en la cabeza hasta el punto de fantasear contigo.
LA Guerra Golga
Hace mucho tiempo en una galaxia muy muy lejana...
Durante la batalla, los play boys rebeldes han conseguido apoderarse de los pollas de silicona fosforitas del arma total y definitiva del imperio virginal, La Estrella del Coito, una estación espacial acorazada de coños y pollas, llevando en sí potencia suficiente para destruir a un planeta entero.
Antonio Solo viajaba por la galaxia Golfa como mercenario para llenar sus bolsillos. Le habían hablado del planeta Chochitos Calientes, un lugar de perversión para hacer negocios con la chatarra estelar. Era un piloto legendario en toda la Galaxia, su nave era conocida como la Polla Milenaria. Muchas Zorras del planeta Pecadoras habían probado su espada láser, una leyenda de la vieja escuela.
KatC3coño era un androide de inteligencia avanzada que trabajaba como contrabandista en el planeta Chochitos Calientes, hacía negocios por el universo vendiendo coños y pollas variadas para otros androides, humanos y razas galácticas. Aquel día, se encontraba en la taberna "La Cantina de Chalmun", estaba a rebosar de toda la escoria planetaria.
Antonio Solo entró acompañado de su inseparable amigo peludo Chepaco, el cual se comunicaba con gemidos, una raza superior que había desarrollado el habla del orgasmo. El legendario Solo, vio apoyada en la barra a una androide muy sexy, tenía las caderas anchas con un gran culo travieso, cintura estrecha y grandes pechos, el capitán suspiró al verla. Le habían hablado de las androides de inteligencia avanzada, decían que eran muy reales físicamente y te proporcionaban muchos placeres. Avanzó hasta la barra para tomar una cerveza Agárica, una bebida alcohólica muy favorecida por los Neimoidianos. Miró a la androide de reojo, era una artificial muy guapa con mirada lasciva.
El tabernero le recomendó hacer negocios con KatC3coño para comprar las piezas que le hacían falta para su nave y otros artículos de interés. Antonio Solo se colocó el paquete excitado, no podía creer en su suerte, iba hacer negocios con aquel bombón galáctico. Con andares varoniles se acercó hasta la androide.
- Buenas tardes, necesito unas piezas para mi nave.
- ¿Qué nave es?
- La Polla Milenaria.
A KatC3coño se le derritieron los fusibles, una sonrisa perversa se dibujo en su cara. Había oído hablar de la polla láser de Antonio Solo. Relamió sus labios fijándose en su paquete, quería llevarlo al lado oscuro y follarlo. Buscó en la red de su mente intergaláctica, información sobre Antonio Solo y vio una imagen muy ardiente, de cintura para abajo, un busto atractivo, fuerte, tapándose sus partes íntimas con una toalla mojada. Los circuitos se le fundieron con pensamientos sucios.
- Te daré esas piezas a cambio de un favor.
- ¿Qué quieres?
- Follarte...
El capitán Solo rió, pues deseaban lo mismo. Selló el pacto agarrándola de la cintura y besándola con rudeza. Chepaco se quedó esperando a su amigo en la taberna. La androide lo llevó a una habitación apartada de todas las miradas curiosas. El único peligro que existía eran sus cuerpos cachondos de lujuria...
Nada más entrar, KatC3coño, lo empotró contra la pared alzando sus manos por encima de la cabeza, le devoró la boca, jugando con su lengua, mordiendo su labio y llevándolo al límite. Puso el disco duro en versión puta planetaria, quería hacer gozar al Capitán de la Polla Milenaria. El láser de Antonio Solo fue creciendo en sus pantalones de manera descomunal, se iluminaba. Las historias eran ciertas, se había inyectado baba de caracol de Alderaan. Esta sustancia te convertía en el Nacho Vidal de Star Wars. La androide sacó dos brazos de sus costillas, mientras le sujeta con fuerza las muñecas, con las otras le desabrochaba el pantalón. Cogió su pene entre las manos y lo acarició; si lo frotabas con fuerza, la luz se volvía azul celeste.
Antonio Solo tenía los ojos en blanco preso del placer, aquella mujer artificial lo estaba matando de gozo, pero él también quería disfrutar de su cuerpo. Acercó la cabeza a sus grandes pechos y chupo del pezón, eran blandos y turgentes, se asemejaban a los de una mujer humana.
- Zorra te voy a follar, me soltarás y seré yo quien te pervierta tu lado oscuro.
KatC3coño lo soltó, le había gustado aquella promesa de placeres infinitos. Desnudó a la androide para disfrutar de su cuerpo, era preciosa. Tenía un tatuaje de un sol en la espalda, representaba la luz del universo, resopló, le gustaba las mujeres tatuadas. Solo necesitaba cabalgar aquella yegua hermosa, la agarró fuerte del pelo y la dobló por la mitad encima de la cama, iba a follarle el culo. Pasó la lengua por su ano, sabía a frutas del bosque y Abrax, un coñac aguamarina, le escupió para humedecerlo. Estaba excitado, en modo golfo total, quería hundirse en el ano sonrosado de la androide. No tardó en hacerlo, arrimó la cabeza del capullo a la entrada y empujó de golpe. Se le escapó un jadeo, era tan estrecho y placentero que casi se corre en el intento. Los testículos los tenía llenos de leche estelar, con una mano tiró con fuerza de su larga melena pelirroja y con la otra le azotó el culo hasta dejárselo marcado. Movió sus caderas clavándose en su trasero.
- Te gusta, zorra artificial...
- Ahhh... no pares Polla Milenaria...
Antonio Solo aceleró el ritmo chocando sus cojones en su culo y parte de su sexo, la androide chorreaba por el coño recreando flujo vaginal. El capitán sacó la polla, la cogió en brazos con sus piernas enredadas en su cintura y la empotró contra la pared. La embistió con fuerza devorando sus grandes pechos. KatC3coño sacó un brazo de su cintura y le clavó un dedo en el culo para darle placer. Gimió como Chepaco cuando tenía hambre, estaba a punto de reventar.
- ¿Quién es el puto amo follador de la galaxia?
- Tú, Antonio Solo, tu polla es la salvación del universo...
Empujó unas cuantas veces más hasta derramar su leche en el interior de KatC3coño, dejó a la androide llenita de semen, le bajaba por la entrada de la vagina. Ella había quedado satisfecha, y cumplió su parte de regalarle las piezas para su nave espacial.
En una galaxia muy muy lejana... existía un hombre de nombre Antonio Solo y con una polla láser que se iluminaba en las noches más golfas.
Con todo mi cariño para ti, Antonio Suarez. Tu imagen se me quedó grabada en la cabeza hasta el punto de fantasear contigo.
Es la leche, me ha encantado. Reido y de verdad eres genial...
ResponderEliminarEspectacular, han tenido que pasar 39 años para volver a sentirme parte de una película que adoro, pero siendo el protagonista, el Harrison Ford..jajajaja, la androide me ha puesto mucho. Gracias al reprimido sexual que bloqueo el primer relato, he disfrutado de dos relatos y la última muy mejorada, el dedo en el culo no tiene desperdicio...jajajajaaja, besos y gracias por este regalo que no tiene precio.
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