Era viernes, Mary salió de trabajar del restaurante a media noche. Sus compañeras la invitaron a una fiesta, pues era Halloween, la noche de todos los Santos.
Fueron a la casa particular de un amigo, se divirtieron y bebieron más de la cuenta. Mary iba muy perjudicada y cachonda, se había pasado toda la noche intentando seducir a un chico, pero éste estaba demasiado entretenido con las tetas de su amiga. Así que optó por unirse a la tertulia de las historias de miedo. Escuchó varias hasta que una muchacha explicó la historia de Bloody Mary, tenías que llamarla delante del espejo tres veces y ella aparecía detrás de ti.
Harta de tanta tontería y aburrida, se marchó a casa. Iba tan inyectada en alcohol que se desnudó por completo y así se quedó. Fue al lavabo hacer un pis antes de acostarse. Miró al espejo del cuarto de baño y empezó a reír al acordarse de la historia absurda de aquella chica. Se limpió y se puso delante del espejo. Observó su cuerpo desnudo, tenía los pezones tiesos, se los tocó con la yema de los dedos. Al momento sintió el cosquilleo en el vientre y la vagina reaccionó al estímulo humedeciéndose. Excitada, acercó el sexo al filo del lavabo, abrió los labios con la mano y lo apoyó para frotarse. Movía las caderas sintiendo el placer y sin dejar de tocar sus pezones, miró al espejo.
—Bloody Polla—rió cambiando el nombre de Mary por polla—Bloody polla, Bloody polla.
No dejó de mirar su reflejo, como esperaba no había nadie. Cerró los ojos sintiendo el gusanillo, al abrirlos... vio a un hombre detrás suya mirándola fijamente.
Mary se asustó y gritó sin atreverse a darse la vuelta. Aquel ser, sonrió de forma diabólica y la agarró fuerte del pelo.
—Ahora gritarás, puta. Sentirás mi polla reventarte el culo y llorarás de gozo.
Mary contuvo la respiración cuando notó su pene contra su culo. Negó con la cabeza, ya no le parecía tan divertido. Bloody polla la miró y... se hundió en su coño de una sola estocada. Mary gritó al sentir su miembro llenarla por completo. Aquel ser tiró de su cabello doblando ligeramente su espalda y la folló sin compasión, a un ritmo infernal.
Era tal la follada, que los cojones de aquel ser azotaron el sexo de Mary dejándolo rojo, las embestidas eran tan fuertes que el trasero de la joven temblaba como un terremoto, en realidad todo su cuerpo.
Inevitablemente, se corrió como jamás había hecho. Sus fluidos chorrearon por sus muslos y su cuerpo casi no le respondía de dolor y placer.
Bloody polla, sacó el pene de su coño y sin soltar su pelo, la giró y la obligó arrodillarse. Se la peló y derramó el semen en su cara. Mary era una muñeca de trapo en ese momento entre la borrachera y la follada.
—Puta perversa llevarás mi marca para que no olvides que hay que respetar el día de todos los muertos.
Mary lo miró sin entender llenita de leche. Bloody polla agarró su miembro, sonrió de lado y le tiró un beso antes de pegarle con la polla en la cara. Dejó KO a Mary de un pollón en el cuarto de baño.
La joven se despertó a la mañana siguiente sin poder moverse, le dolía todo el cuerpo. Recordó todo de la noche anterior, se sentó en el suelo y comprobó que tenía el coño rojo de los azotes de los Santos cojones, la cara le dolía horrores. Así que se levantó agarrándose al lavabo y se miró al espejo.
El miedo apareció en su rostro, se llevó las manos temblorosas a la cara y gritó de pavor al ver la marca de una gran polla en su cara, como si fuese un tatuaje.
Que imaginación tienes, me encanto....
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