Cathasya
La Bruja de Mesopotamia
Hay una, la más remota e incluso la obra literaria más antigua. El poema de Gilgamesh, un rey que buscó la inmortalidad.
Cuenta la leyenda que en las montañas, tras la gran caída bíblica de los cien, hubo un arcángel, Gabriel, que dejó en cinta a una mortal. La cual tuvo un bebé y la llamó Cathasya.
Dicen que lleva viviendo en el mundo, antes de que la tierra se poblara de corazones egoístas e impostores. Su belleza es arrebatadora y su poder sublime.
Gilgamesh, abandonó sumeria para buscar a la bruja de Mesopotamia y lo convirtiera en inmortal pero había una complicación, ningún mortal la había visto jamás y lo que se sabía de Cathasya eran canciones populares.
El rey, era un hombre árabe de piel tostada y mirada dorada. Su presencia imponía hasta los insectos. Llegó a la región y buscó con desesperación pero no encontró a Cathasya. Derrotado y sintiéndose un bobo, decidió pasar la noche al raso, a las afueras de la ciudad, junto a unas piedras para resguardarse del viento.
De pronto, un olor a dátiles y esencias aromáticas, despertaron a Gilgamesh. Abrió los ojos, y miró a su alrededor. Estaba en un Oasis y frente a él, había un pequeño estanque.
Las aguas, comenzaron agitarse y de ellas, salió una mujer desnuda, de constitución voluptuosa y cabello dorado como las monedas que guardaba en su bolsa.
Gilgamesh, deseó tocar y adorar aquel ser nacido de los dioses. Cathasya, se acercó con un sutil movimiento de caderas. Al llegar, le lanzó un beso y por arte de magia,Gilgamesh se quedó desnudo.
Su pene lucía erecto, con las venas bien marcadas y la punta del glande llorosa. Del suelo, salió unas raíces que apresaron los miembros del rey. Inmovilizándolo por completo.
Tenía la boca seca, necesitaba hidratarse.La bruja, abrió sus piernas y vertió su orina en su boca, para que bebiera. Gilgamesh tragó sediento y se excitó sobremanera.Cathasya bajó la cabeza hasta su pene y lamió como una gata, amamantándose de la madre. El rey gimió gustoso.
Cathasya, agarró su pene y lo levantó un poco para escupirle en el ano.
— Ahora llevas mi marca.
De repente, surgió una raíz más gruesa y se metió en su culo. Follando a Gilgamesh, dentro, fuera. Este, grito de dolor y placer. La bruja se introdujo el miembro duro y movió las caderas en círculo. Era un ritual.
Gilgamesh, estaba colmado de placer. Deseaba alcanzar el clímax, los testículos estaban a punto de reventar.
— Qué deseas Gilgamesh...
— La inmortalidad... para follar todas las lunas contigo, mi señora...
Cathasya acercó sus pechos a su boca y le ofreció el pezón. De ellos salía sangre y el rey succionó como un bebé. Acababa de probar la inmortalidad.
Llegó al orgasmo con los músculos en tensión por el placer. Las raíces lo soltaron y se desplomó en el suelo, agotado por el sexo.
— Mi amor, ya eres inmortal y tu condena será vagar como alma errante alimentándote de seres mortales.
Horas más tarde se despertó en la habitación de palacio, su madre entró para despertarlo. Abrió las cortinas para dejar entrar la luz del sol. Gilgamesh, se escondió entre las sombras. Su madre preocupada se acercó y el rey no pudo resistir el palpitar de su arteria.
Mató a la madre que le dio la vida y se arrepintió de haber deseado la inmortalidad. Con su madre fría entre los brazos llamó a Cathasya. Ésta apareció vestida de gasa transparente.
— Qué me has hecho...
— Darte lo que anhelabas, la leyenda olvidó contar la veracidad de los seres inmortales, en realidad somos criaturas nocturnas, demonios.
— No puede ser... Gabriel te concedió la inmortalidad...
— No, querido, fue Lucifer y mi nombre es... Lilith.
¡Qué bueno! Me encanta la fluidez y tu capacidad para contar historias breves pero completas. De nuevo, buenísimo
ResponderEliminarIncreíble, como siempre sigues sorprendiendome.
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